2 La vida cotidiana es un desafío a nuestras relaciones
Ejemplo 1:
Carla y Roberto se quieren. Se conocieron hace seis meses y sintieron lo que se dice “amor a primera vista”. Carla tiene un carácter alegre. Roberto es más bien reservado, introvertido. A primera vista tienen caracteres opuestos pero sienten que el uno complementa la personalidad del otro, su ritmo y su actitud.
Roberto es policía de vigilancia. En ese tiempo ha tenido muchas experiencias y la mayoría de ellas no han sido muy agradables. Claro está que hay días en que puede salir de su trabajo tranquilo, pero hay también días en que no es así. Cuando está en servicio en la noche a veces tiene que ocuparse de jóvenes alcoholizados que hacen bochinche y están totalmente desenfrenados. Hay días en que tiene que ir donde hay disputa entre familiares y hace poco tuvo un servicio que lo impresionó bastante. Poco antes de terminar el trabajo lo llamaron a la estación de ferrocarril porque en el inodoro habían encontrado a una muchacha joven. Estaba muerta, la jeringa con la aguja le colgaba todavía y el recuerdo de esa cara pálida, el cuerpo lleno de puntos amoratados, con vestido sucio, lo impresionó tanto que no podía dormir.
Para Roberto es Carla, su amiga, como una estrella en momentos como esos. Trabaja como asistente de un pediatra. Con ella él puede dejar de pensar en esos momentos tristes y se puede alegrar de su condición actual. Alegrarse de ser joven y saludable y de tener un futuro que quiere compartir con ella.
Cuando ella al día siguiente de su servicio en el ferrocarril lo encuentra y lo abraza, le dice: “Te ves cansado, no pudiste descansar?”
Entonces Roberto empieza a contarle sobre la jovencita y después sobre la madre que tuvo que visitar en su humilde vivienda para darle la noticia de la muerte de la hija.
Carla lo escucha silenciosa. Rara vez habla Roberto sobre su trabajo y tiene que coger distancia esta vez de esa historia tan triste. Los dos quedan al fin silenciosos, hasta que Roberto dice: “hablemos ahora de otra cosa. Cómo pasaste el día?” Carla comienza a contarle sobre los pequeños pacientes y cómo pueden ser de voluntariosos a pesar de ser tan chiquitos. La noche llega tranquila.
Varias semanas después llaman a Roberto al medio día porque hubo un accidente. El médico de urgencia y la ambulancia ya estaban en el lugar. La víctima aquí es un niño de 4 años. Al salir del kindergarten se soltó de la mano de la mamá y se fué a pasar por la calle, muy concentrado en la lámpara con el muñeco verde del semáforo. El chofer del auto que dió la curva no vió al niño y lo arrolló. Cuando llegó Roberto los enfermeros estaban muy ocupados con la madre. Ella estaba desesperada, agarrada del cuerpecito de su hijo muerto. El chofer del coche, un hombre de unos 25 años, se veía que estaba bajo un shock, sentado en el suelo junto a su coche con las manos en la cabeza, como paralizado.
Esa noche oyó Carla sobre el accidente por radio. Preocupada miró a Roberto cuando llegó a la casa cansado, colgó la chaqueta en el ropero y se quedó parado en la puerta. Cuando iba a empezar a hablar, Carla levanta las manos para detenerlo. “Ya lo oí por radio. Terrible. No quiero ni pensar lo que estará sintiendo esa pobre madre! Comamos ahora y después vemos una película. Mi colega Betina me prestó un DVD. Dijo que nos va a gustar. Qué te parece?” Roberto reacciona: “Sabes? Cuando ví al pobre muchachito tendido en el suelo….”
“Roberto, no!” Carla se ve muy decidida. “Yo sí me puedo imaginar que fué para tí un día muy duro; pero ahora estamos juntos. No quiero oír todos los detalles tristes, me entiendes? No quiero oírlos! Es muy triste pero todo en la vida no es así. Hay también muchas cosas buenas y bonitas y yo quiero concentrarme en ellas.” “Fuera bueno para mí poder hablar contigo, Carla.” Le dice Roberto en voz baja. Carla suspira. “Yo lo entiendo pero no te puedo ayudar y creo que no es bueno que traigas a la casa los detalles de tu trabajo. Cómo vamos a seguir así? Has pensado en eso? Cuántos años más vas a tener que afrontar experiencias difíciles, quieres traerlas siempre a la casa? Yo no creo que eso sería bueno para nosotros. Para tí no y para mí con toda seguridad tampoco. Si en toda forma quieres hablar de eso, consigue una cita con el psicólogo de la policía. Para eso está él y está entrenado…”
Roberto se vuelve para el otro lado. Su desilusión la siente como una ducha fría por todo el cuerpo. Claro está que Carla no es su terapeuta – él no necesita de terapeuta – él quiere sólamente hablar con ella sobre una parte importante de su vida y ahora vé que no puede hacerlo.
Ejemplo 2:
Liliana y Lutz viven juntos desde hace tres años. Desde hace un año desea Liliana tener un niño. Lutz está de acuerdo aunque para él no estaba muy concreto el deseo de tener hijos. Sinembargo está seguro de que Liliana es la mujer con quien él desea formar una familia. Han hablado con frecuencia sobre cuándo pudiera ser el tiempo de formarla y estaban de acuerdo en el número de niños. Sería bueno tener dos, tres no sería tampoco malo. Al final, nunca se sabe…” Así, cuando Liliana le dijo que no quería seguir usando anticonceptivos la abrazó y sonriendo le dijo: “Pues estoy dispuesto, podemos empezar inmediatamente!” Liliana se rió y en chiste dijo que a esa velocidad ya podrían transformar el cuarto de trabajo en el cuarto para los niños. Sinembargo no se sabe por qué, desde hace un año no resulta ella esperando y por eso está bastante preocupada. Tendrá ella la culpa? Tal vez porque ha tomado la pastilla anticonceptiva durante varios años? O puede ser por Lutz? En los últimos días ha buscado en el Internet y ha encontrado que la generación de los “Pampers (pañales de papel)” tiene más problemas con impotencia.
Lutz no toma la cosa tan en serio. Se ríe cuando le cuenta lo que piensa. Le contesta: “Mi tesoro, los dos somos muy saludables, fíjate, y tú eres una mujer maravillosa. No te preocupes! Los niños no vienen tan automáticamente y si tú te preocupas tanto, seguro que te hace daño!” Para Lutz el tema no es tan importante. El se siente joven y está lleno de ideas y de planes. Una buena parte de su energía la gasta en el establecimiento de su agencia de seguros y su actitud responsable y concreta hace que aumenten contínuamente sus clientes.
En sus ratos libres monta con todo gusto en su “Mountain-bike”, su bicicleta especial y regresa a la casa cansado y sucio pero se siente feliz. En su relación con Liliana descubrió un nuevo “hobby”, el tango.
Fué idea de Liliana y después de la primera hora de prueba vió que le encantó. El quiere mucho a su amiga, se alegra pensando en tener niños con ella pero tiene la sensación de que al comienzo de los treinta años no necesitan tener tanta prisa.
Liliana siente que él no la comprende. Claro está que ella comprende que no le conviene preocuparse demasiado, pero hace más de un año que ella habló con su ginecóloga sobre el hecho de que ellos querían tener pronto un niño y la Dra. Sánchez le dijo entonces que tenía que contar con algunos meses hasta quedar embarazada. Que su cuerpo se tiene que preparar y que en condiciones normales pueden pasar varios meses hasta que resulte el embarazo. Ahora no sólamente han pasado varios meses sino también más de un año. Liliana ha tratado de aclararle a Lutz que poco a poco se está poniendo nerviosa, que se encuentran en un problema difícil, pero él siempre se ríe y casi no le pone atención.
La desilusión va creciendo. Se siente sola con sus problemas. Tal vez es mejor que no se hayan casado y que no tengan niños. De su esposo desea ella verdadera participación en sus preocupaciones y en sus deseos.