2 La vida cotidiana es un desafío a nuestras relaciones

Ejemplo 1:
Isabel y Felipe están juntos desde hace tres años. Isabel está en el tercer mes de embarazo y ambos se alegran mucho por la perspectiva de recibir su primer niño. Con frecuencia Felipe mira el vientre de su amiga, el cual, aunque todavía no se nota, contiene esa maravilla…. Dentro de pocas semanas llegan las vacaciones, las últimas en que van a estar solos los dos e Isabel tiene sobre su escritorio varios catálogos. Felipe también ha buscado en Internet y una noche se sientan los dos cómodamente en el sofá con sus vasos de jugo  en  una mano ante un poco de catálogos. “Yo he buscado de ahí dos o tres ofertas, quieres que te las muestre?” dice Felipe. “Claro que sí” Isabel toma un sorbo del jugo y se inclina curiosa. “Pues dos veces a Grecia y  una a  Francia.  La primera es en mi concepto la mejor.  En el “valle de miel” en Korfu – es una propiedad pequeña. Se ocupa de ella una pareja alemana-griega. Tienen un par de apartamentos para vacaciones pero también seis habitaciones bien amobladas. Mantienen la propiedad en forma ecológica y la playa está a sólo 300 metros de distancia. No es barato pero me parece que allí nos podríamos sentir muy bien. Le podemos dar rienda suelta a nuestro espíritu y nos relajamos antes de que llegue nuestro hijito…” y mira a la compañera cariñosamente. “No te parece ideal?” “Pues sí, pero…” Isabel se endereza. ”Me gustaría más ir a las montañas. Quiero moverme! No voy a estar pronto capaz de hacerlo!” “Pues moverte  puedes también en la playa. Me parece que es también bueno poderse relajar. Créeme, siento la necesidad de acumular energías y creo que para tí es también necesario como preparación para lo que viene, no te parece?” “Sí, pero…” Isabel baja los pies del sofá y busca entre los catálogos: “Mira, esto es lo que yo quisiera.”
Hojea en un catálogo, encuentra algo y se lo muestra. Lienz, Tirol oriental. “Lée, Felipe.” Fotos bonitas, picos de  montañas y caminos, un paisaje alpino con terraza en el sol, un lago al lado de una montaña. En cierta forma atrayente. “También aquí puedes dar rienda suelta al espíritu, por la noche es fresco y en el día agradablemente cálido…” “Sí, pero ahí no se puede descansar como yo quisiera. Hacer caminatas por las montañas cansa. Por unos días se puede hacer, pero todas las vacaciones? Eso no lo quisiera. Seguro que el tiempo cambia con más frecuencia y para decirte francamente, si puedo tener tres semanas libres no quiero tener que estar pendiente de cómo va a ser el tiempo al día siguiente. Quisiera sólamente poder disfrutar. Me comprendes?”
Isabel suspira. “Pero esas son nuestras vacaciones, no sólo las tuyas.”  No dice más, coge un catálogo y se pone a mirarlo.
En cierta forma el ambiente no es propicio. “Hablemos de ésto otro día, sí?”  sugiere Isabel. “Pues bueno, pero crees que se nos va a ocurrir otra cosa? Y ya va a ser dentro de pocas semanas!”

Ejemplo 2:
Luis y Alejandro
“Dije que nó y no voy a cambiar mi opinión!” La voz de Luis muestra que está nervioso y mira a su hijo de 17 años con cara de mal genio. Alejandro no está dispuesto a ceder tan fácilmente. “Pero por qué no?” Le pregunta por cuarta vez.  Luis suspira hondo. “No quiero que  vayas a una fiesta entre gente que no conoces y que en parte consume drogas”. “Eso de las drogas lo sabes de mí! Porque fui tan bobo de contestar a una pregunta sincera con una respuesta sincera! Pero que yo no tengo que ver nada con drogas te lo dije ya y tú lo sabes. Entonces no es correcto prohibirme algo porque otros que van a estar allá se porten incorrectamente!” “Sí, pero fuera de una o dos personas, no conoces a nadie más! Puede ser que surja un impulso en el grupo que ni tú mismo sepas como salir del asunto!” “Pero eso lo puedo controlar yo mismo porque no soy una marioneta!” Alejandro furioso mira a su padre. “Y a propósito, se va a fiestas para conocer gente. Se te ha olvidado?” “Pues sí, pero no tiene eso que empezar a las  10 de  la noche y  seguir hasta la madrugada.  Tienes 17 años!” “Pero  es  que  comienza a las 10 de la noche!  Eso es normal! En la mayoría de las fiestas lo hacen así! No vivimos en la edad media!”
!Ahora óyeme!” Luis se esfuerza porque la voz no muestre lo alterado que se siente. “Las fiestas comienzan a las 10 de la noche. Bien. Pero tú tienes 17 años. Eso no se puede negar. Yo soy el responsable si tú vuelves a la casa por ahí hacia las cinco de la mañana.” “Pero Jens tiene más de 18 años y tú y mamá lo conocen!” “Sí, pero el hecho es que no me gusta ese ambiente para tí.  Y ahora podemos terminar con la discusión.” “Sabes? Tú te has vuelto muy anticuado!” le grita Alejandro y dando un portazo sale.